Hoy os voy a hablar de algo que personalmente he bautizado como la maldición del edificio Woolworth, pero antes me gustaría poneros un poco en antecedentes de la que llaman, “La catedral del comercio”.
El Woolworth buiding, fue una promoción del financiero estadounidense Frank Winfield Woolworth, el edificio debía representar el poder y opulencia de su sociedad de grandes almacenes. Diseñado por el arquitecto Cass Gilbert, el edificio fue diseñado en un estilo neogótico, y su cubierta presenta similitudes con las iglesias y catedrales góticas europeas, de ahí el apodo de “catedral del comercio”.
Woolworth empleó mucho dinero y esfuerzo para que su edificio fuera el más alto del mundo, y lo consiguió, gozó de ese privilegio desde su construcción en el año 1913, hasta la construcción del Trump building en abril de 1930, aunque el 27 de mayo de ese mismo año, el Chrisler building le arrebataría esa corona, y en apenas un año se la adjudicaría el Empire State.
Además de la corona de edificio más alto, el arquitecto diseñó un espectacular lobby, ya que era la parte visible del edificio a todo el público, la sala de espera donde todo el mundo se quedaba abrumado por la grandeza del imperio woolworth.
Y ahora que ya conocemos al edificio en cuestión, os explicaré mi teoría sobre la maldición, todo empieza cuando leyendo el libro de Rem Koolhaas “delirio en Nueva York”, este explica que el edificio woolworth es una amalgama de las 3 bases para los rascacielos del siglo 20, las 3 bases las consigue escenificar en una postal manipulada de Madison Square en 1909. En la postal podemos encontrar de derecha a izquierda, el edificio Flatiron, el edificio MetropolitanLife y el Madison Square Garden, tres mutaciones arquitectónicas distintas, antes de su fusión para formar el auténtico rascacielos.
El edificio flatiron representa la multiplicación, es decir, la repetición de una planta tras otra en altura de los que vendría siendo el perímetro del solar. El metropolitan el faro, se refiere la la creación de una torre, que aunque puede ser más baja que otros edificios, por su esbeltez y morfología se convierte en un icono, un símbolo, como si de un faro oteando desde la costa se tratara. Por último tenemos el Madison Square Garden, que representa la isla, un cubo hueco que ocupa toda la manzana y en cuyo interior se realizan todo tipo de espectáculos e iniciáticas lúdicas para los neoyorquinos.
Según Koolhaas, el woolworth es el primer edificio que consigue mezclar las tres cualidades básicas del rascacielos moderno, pero sin embargo, no consigue que funcione como debería.
Si nos trasladamos a su aspecto cinematográfico, nos damos cuenta que a pesar de su peso histórico en el mundo de la arquitectura de la ciudad que más veces ha servido de escenario del cine norteamericano, que a excepción del indio, es el más prolífero con diferencia, este edificio ha sido ninguneado por la mayoría de cineastas, solo he encontrado 3 películas en las que saliera y todas me parecen un fracaso, aquí está la historia de la maldición de este edificio.
La primera fue en “el coleccionista de huesos” (1999), donde los sótanos del edificio sirven como escenario para una de las víctimas del asesino. La película goza de un gran reparto, y buenos profesionales del cine, pero no conozco a nadie que la considere más que una película entretenida, vaya que te deja un poco igual a pesar del esfuerzo por intentar confundirte constantemente con personajes triviales e insignificantes como posibles asesinos.
Después tenemos “monstruoso” (2008) que con el derribo del edificio woolworth empieza una cadena de acontecimientos catastróficos provocados por una horrible criatura. Esta película es una de las primeras producciones de ciencia ficción en la gran pantalla de uno de los cineastas de moda del momento, J.J. Abrams. A pesar de tener detrás a Abrams y de la impresionante campaña publicitaria que se llevó a cabo a través de internet, la película deja mucho que desear y repite las desafortunadas y mareantes escenas de cámara de videoaficionado de la bruja de Blair. Total, una versión nueva de un godzilla sin demasiado éxito.
Por último, y en la que más de cerca vemos los detalles del edificio woolworth, nos encontramos la empalagosa y sobreazucarada “Encantada” (2007). Se trata de un cuento de princesas de Disney donde se mezcla realidad y ficción a lo ¿Quién engañó a Roger Rabbit? Además goza de un príncipe azul del momento, Patrick Dempsey, todo junto me provoca una gran diabetes. En cualquier caso hay que decir que en la escena final se gesta una batalla entre dragones y princesas, y aprovechan la catedral para juntar un cuento de hadas medieval con la gran ciudad de nueva york, en cualquier caso otra maldición sobre el pobre edificio woolworth, cuyo valor ha sido olvidado a la sombra del gran empire state.
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