El proyecto plantea un terreno de juego neutral para las diferentes naciones y deportistas donde la falta de gravedad permitirá batir nuevos records y la aparición de nuevos deportes todavía más espectaculares que los que hoy disfrutamos.
Esta especulación deportiva, aunque solo se trate de un ejercicio académico con más repercusión de la habitual, me transportó automáticamente a la película Rollerball (1975) dirigida por Norman Jewison, y de la que hicieron un remake en 2002 mejorando los efectos especiales de la original. El guión, basado en una historía del mismo guionista, William Harrison, narra una historia de ciencia-ficción distópica, (género que debeis conocer ya por mi reiteración debido a mi afición al mismo) en el que el planeta, en el año 2018, estaría dirigido por coorporación privadas que aglutinarían el control de los principales recursos.
En este futuro los ciudadanos gozarían de paz pero no de libertad, y sus pensamientos agresivos se centrarían alrededor de un deporte agresivo en el que parece no haber más límites que los de asegurar un buen espectáculo y entretenimiento.
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